4. Cementerio
Fuente: Ayto. Algeciras.
Paco de Lucía falleció de un infarto en el hospital de Tulum, Quintana Roo (México), donde ingresa porque se siente mal mientras juega con su hijo en Playa del Carmen, donde residía. Sucedió todo la tarde del 25 de febrero de 2014. Se organizó todo para que su féretro fuese traído a España en cuanto las conexiones aéreas lo permitieran.
En Madrid se instaló una primera capilla ardiente en el Auditorio Nacional, por la que pasó el Rey Felipe VI, entonces aún príncipe, el ministro de Cultura, artistas y flamencos de primera talla, gente de la cultura y aficionados de todas las edades. Todos quisieron despedirse del genio y del hombre sencillo. Después llegó el féretro a Algeciras.
La corporación municipal y numerosos vecinos esperaron hasta la madrugada a las puertas del Consistorio para recibirlo en silencio y con aplausos. En el Salón de Plenos donde, años atrás, recibía Paco el título de Hijo Predilecto, se instalaba ahora su segunda capilla
ardiente. Toda la noche y la mañana fue un constante fluir de artistas y amigos (aquí tenía muchos y muy buenos). En la Iglesia de la Palma, la Patrona de Algeciras, se celebró el funeral, al que no faltaron destacadísimos artistas.
En el Patio de San José del viejo cementerio, quiso Paco descansar para siempre, no sólo junto a sus padres, su hermano Ramón y su hermana María... sino de todo su pueblo. Así lo expresaba su familia días después de aquellos durísimos momentos: “Hoy comprendemos que también buscaba la compañía de una ciudad, entre dos aguas, a la que siempre tuvo presente en su corazón y en su memoria”.
Las visitas al túmulo funerario, que incorpora un busto y una guitarra de cobre, no han dejado de sucederse desde entonces. No faltan nunca las flores y las oraciones de quienes le conocieron o simplemente quedaron fascinados por su música en algún rincón del mundo.
La leyenda
de
Antonio Mena Vicario
Según la mayoría de las versiones y la lápida existente en el Cementerio Viejo de Algeciras, en la Crujía 1, en el año 1942, el 1º de febrero, recibía cristiana sepultura Antonio Mena Vicario, caballero legionario natural de la vecina Ceuta, a la edad de 21 años.
Su muerte provocada por una paliza en las calles de Algeciras, según unos, o en una prisión como preso político, según otros (esta versión parece tener menos consistencia), acaeció en el Hospital de la Caridad, al cual está adosada la Capilla de la Caridad, donde tiene su morada temporal el Stmo. Cristo de la Buena Muerte, cuya advocación se encuentra especialmente relacionada con la Legión en algunas localidades españolas, como puede ser el Cristo de Mena(...), en Málaga, cuyo Paso es de relevante notoriedad en la Semana Santa andaluza.
Pues, como iba diciendo, cuentan las leyendas que siendo "de fuera" se le dio cristiana sepultura en el citado Camposanto, en un nicho humilde y sin inscripción alguna, un nicho al que nadie iba a rezar, ni a visitar, ni a adornar con flores por "To Santos".
Un día, una madre cuya pena por la reciente muerte de su hija le ahogaba el corazón, estaba llorando frente a su tumba, mientras la limpiaba y ponía flores en su recuerdo. En ese momento, un soldado se le acercó y con una voz que a la apesadumbrada mujer le infundió mucha paz, le pidió que le hiciera un favor:
"Mujer, ¿me haría el favor de limpiar un poco esta tumba, que se encuentra tan abandonada? En ella yace un hombre a quién conocía y era buena persona."
La mujer, sorprendida por la petición, e incluso el descaro, del joven, accedió y después de un rato de estar con su hija, se dirigió a la tumba de Antonio. Se encontraba cubierta por las hierbas y totalmente abandonada. Comenzó a limpiar el nicho y, a medida que se iba despejando, una foto empezó a ver la luz en el nicho: era la foto del difunto Antonio. Un grito de sorpresa ahogó la pena de todo el día de la mujer...
En la foto estaba empezando a reconocer al soldado que le había pedido tan extraño favor, era su cara. Se incorporó y buscando a su alrededor ya no pudo ver al visitante que momentos antes se había dirigido a ella. Salió corriendo y gritando en busca del guarda del cementerio, y le contó lo sucedido. Extrañados, ambos llegaron a la conclusión de que Antonio había regresado para pedir que alguien se acordara de él...
Desde entonces, su tumba es visitada con el fervor de aquél que busca en la fe y en la intercesión de Antoñito, una solución a sus problemas... y su tumba es una de las más floridas del cementerio. En el centro de su lápida, su foto con la claridad del primer día, sin perder su color sepia, pese a estar bajo el sol de Algeciras y tan cerca del mar... Montones de reliquias y de placas dan testimonio de los favores cumplidos.