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2. Calle Munición

Fuente: Ayto. Algeciras

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          En el disco Luzia de 1998 (que Paco dedica a su madre, cuyo nombre escribe con Z para realzar su origen portugués), unas alegrías llevan el nombre de la vieja calle Munición, hoy en día calle Comandante Gómez Ortega. Era ésta, en los tiempos en que Paco apenas era un chiquillo, una calle plagada de bares: El Globo, el Lupe, El Lechero, el Metropol, el Triana, el bar Rosas... Allí, los señoritos de Algeciras (fortunas del estraperlo en la mayoría de los casos) organizaban saraos que, en alguna ocasión, se prolongaban más de un día y de dos. Y allí se refugiaba el jondo local de la posguerra.

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          Las juergas se sucedían una tras otra: fino humor, peleas, coristas de medio pelo... Y aquí aparece la figura de Antonio

Sánchez Pecino “Antonio de Algeciras”, padre de Paco. Un duro, el vino y las tapas era lo que cobraba por acompañar a un cantaor o a un señorito aficionado al cante durante la noche de juerga. A Antonio no le gustaba ni ese ambiente ni la picaresca de aquella muchedumbre de desheredados que acudían a los saraos a trajinarse y engañar a los clientes de billetera; pero el puesto que regentaba en el mercado por las mañanas no daba lo bastante para tirar de la familia y aquí conseguía más de lo que se pagaba por un jornal en el campo.

 

          Antonio sólo llevaba a sus hijos a aquellas tabernas por las mañanas, para que escucharan los discos del Niño Ricardo en un pick up de monedas. Su hijo Ramón, ”Ramón de Algeciras” -que sería el primer maestro de Paco-, recordaría muchos años después cómo, tras escuchar los discos, regresaba corriendo a casa con las falsetas memorizadas y las reproducía en su guitarra.

De aquellos años de trabajo y sacrificio Paco de Lucía recordaba con pavor la madrugada que, siendo niño, vio regresar llorando a casa a su padre porque un señorito, en una juerga, le había roto la guitarra de una patada. Antonio nunca quiso esa vida para sus hijos. Les procuró la formación en la guitarra, porque se dio cuenta de que sobraban cantaores y faltaban guitarristas, pero quiso que alcanzaran tal nivel que les permitiera evitar esos rumbos nocturnos y aquellos tablaos de mala muerte.

 

          Hoy, la vieja Calle Munición no es ni sombra de lo que fue.

Murallas Meriníes

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          Justo enfrente de la Calle Munición nos encontramos con los restos arqueológicos de las Murallas Meriníes.

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          Los restos conservados son sólo  una pequeña parte del sistema defensivo que envolvía la ciudad de Algeciras en la Edad Media. Desconocemos el momento preciso de su construcción, pero debió producirse durante el dominio islámico en el Bajo Medievo. La fortificación resistió un prolongado asedio castellano que cercó la ciudad, por tierra y mar, durante casi dos años (1342-1344). Finalmente, la administración meriní la rindió.

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          Durante el periodo castellano(1344-1369) se hicieron importantes obras de remodelación. A este momento pertenecen muchos de los restos visitables actualmente. El ejército nazarí la reconquistó y, posteriormente, la destruyó de forma sistemática en 1379.

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          Aunque desde su descubrimiento se la había considerado islámica, las últimas excavaciones han sacado a la luz dos epígrafes castellanos posiblemente relacionados con los autores de la construcción: el maestro de obras, del que sólo se lee con claridad el nombre – Juan – y el promotor, el rey Alfonso XI.

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          Recreación del aspecto que tendrían las murallas.

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